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jueves, 22 de diciembre de 2011

Sacrosanct

De repente se despertó abrazado al inodoro en su baño, después de horas de coma. Era un sábado a la mañana, y por eso esperaba (o su ponía) que su aliento tendría olor a alcohol, un guiño familiar de mañana de sábado. Nunca vino; el aliento, no el aroma.
Pe- pero ¿por qué vomitaba, entonces? O mejor dicho, ¿había vomitado? Una mirada de soslayo confirmo todo. Una sensación rara, como de pertenencia... ¿identificación con lo que salió de su cuerpo? Tiro la cadena, todavía groggy y fue a la cocina a beber agua, agarrado a la pared y enfrascado en la pantagruélica tarea de enfocar la vista en algo.
Intento recordar la noche anterior, hurgando para encontrar la punta de la madeja de neuronas que era su mente, pero cada vez que lo intentaba sentía un intenso dolor desde la base de la nuca, que ascendía espiralado hacia su corona como un kundalini. Le dolía como si le rascasen el interior del cráneo con una cuchara o  una barra de metal afilada.
Lagrimeando entre el dolor y la futilidad, apoyó su espalda contra la pared de madera, dejándose descender lentamente hasta acabar nalgas en el piso.
Parecía que lo que la vida escribía con el dedo, su mente pretendía borrarlo con el pulgar, intimándolo con la tortura de su dolor, una forma de disuadirlo - sufrir o ignorar.
Pensó en la comida devuelta, tan en paz, flotando en el agua, sin ningún tipo de sensación, a la deriva... suspiro, y en su aliento se sentían vetas como de hashish, o de marihuana.
Y esa sensación de muerte seguía.
O más que de muerte, de atemporalidad, de una  no existencia espacio tiempo.
Una resaca de la hostia.
Cuando el agua falta, y los ojos te arden como si llorases sulfuro.
Cuando no podes recordar si conociste al amor de tu vida, o al más despiadado súcubo de los ejércitos de Samael.
Cuando el dolor de recordar es tal que, irónicamente, volvemos a lo viejo.
Su teléfono sonó... no, en realidad no sonó. Simplemente lo sintió, todo ese dolor codificado. Un mensaje que le trajo una claridad beata, que hubiera preferido jamás alcanzar. Un satori indeseado.
La carne sigue siendo débil, al fin y al cabo, además estaban los dos tan vulnerables, ¿o no? ¿Si morder la manzana es pecado, como llamarías a la manzana mordida dos veces?
El sentido común le diría idiotez, lo despreciaría, pero ayer el sentido (de cualquier tipo) brillaba por su ausencia. Reemplazado por el fantasma de lo severo y una intoxicación severa. Por la fatalidad de la carne, y las malas experiencias. Por el sentimiento de querer aferrarse a algo sin estar atado a nada. Por el dolor en sí. Arrepentimiento. Muerte.
No respondas ese mensaje, bórralo, jamás existió, ayer jamás estuvo en tu calendario, ayer no paso nada.
Sólo, una resaca de la hostia.
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And then the long pulse of Zion Dub.

domingo, 25 de septiembre de 2011

Fingertrapped Atlas Telamon

"He's got a bit of an animal in him, a feral gleam on his eyes under certain circumpstances. That's how you can tell he's still human."
 ¿Hasta cuándo este estilo de vida mercenario? (¿Ponele, cómo andás?)
No se si buscarte o no. A veces tengo esos putos sueños, sin ton ni son, donde estoy tranquilo en plena tormenta.
En otros veo la sangre fluir, ojos explotan - esquirlas de cráneo.
- Es como vos decís, buscar la intimidad.
Hahahaha, Do as I say, but not as I do.
- ¿Podes dejar de bajonearte por boludeces?
Es que sino me aburro, cada día me puedo quejar de menos y eso me asusta tanto...
- Es que soy medio garca.
¿Medio? Cuak. No se si es excusa, pero igual no me puedo enojar con vos, you douchebag.
- ¡Me vuelve loca!
Es que vos también te dejas volver.
- Es que creo que me gusta bastante.
Why the fuck did I just say that?
- ¿Sólo así podemos tener conversaciones serias? ¿Tengo que estar drogado?
Unidad simbiótica del cerebro, zoquete. ¿Acaso tengo que repetírtelo?

 Don't you ever trust my mercy.

- Pero si vos estas re bien!
Y te callaste, sin saber que decir. Y yo reí.

Busquemos por un minuto en el subconsciente, recordemos y fijemos. Al cerrar los ojos. Al pasar ciertos tugurios, como que tengo la ilusión de verte. De ver a cualquiera de ellas. De escupir, de pedir clemencia, de llevarte lejos, de despertarme con vos en la cama, los dos ojerosos y vestidos mal, de respirar el mismo humo canceroso de antes. Veo las fotos y hago una mueca, sonrío, siento las terribles ganas de patear el monitor. Veo los regalos que pensaba hacer. Huelo perfumes. Tintinean las alhajas.
Seguro es por mi culpa. Buscate una vida, me digo a mi mismo. Desconcentrado dos minutos, y todo vuelve en technicolor, un voodoo livewire, como dijo William Gibson.

Tampoco me lo dejas fácil, ¿ein? Sos un moonage daydream cualquiera, la velvet goldmine que busco.
O no. Quizás estoy divagando cómo suelo hacer, siempre dije que tengo un doctorado en juguetes rotos.

Pero no me dejo a mi mismo, porque hay algo que merece que yo lo sostenga, quizás muy a mi pesar.

"Atlas sigue siendo un icono frecuentemente usado en la cultura y publicidad occidentales como símbolo de fuerza o resistencia estoica. En estas representaciones contemporáneas, se le suele mostrar agachado con una rodilla en el suelo mientras sujeta un enorme globo terráqueo sobre sus hombros y espalda."
Everything is different from now on. Something, something very fundamental has changed, here. Just another hustler, trying to make it through. Cuando me desocupe, quizás te tire un, ponele, ¿Cómo andás? Por ahora... don't you ever trust my mercy.

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And then the long pulse of Zion Dub.

jueves, 25 de agosto de 2011

Bare soul

El acero somos nosotros, ante el óxido, la corrosión de lo oscuro, de lo que nos guardamos,

de las almas que no gritan, ante la muerte, el estado eterno de la culpa no-viva, somos el

acero.

No nos partimos, no nos doblamos, no (decay)emos. Estructura metálica, fractal rígido,

somos la materia viva que brilla, incandescente, iridiscente. Nobles, en transición

constante hacia la Gran Luz, El Gran Imán de la Energía, Dios, lo que quieras creer.

Nos moldeamos, porque el calor da la energía para cambiar, y no podemos permitirnos bajo

ninguna circunstancia que el frio nos condene a la oscuridad.

Encuentren su llamado y ¡brillen! que nos hace falta luz en el mundo.

Yo ya encontré porque (o por quienes) brillar. 

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And then the long pulse of Zion Dub.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Unforgetable

- Moverlo será un trabajo relativamente sencillo para alguien con tu experiencia en el ramo, Julián, pero más vale que lo lleves a cabo. Ya han pasado varios antes que vos, y como veras ninguno lo logró. Pero confío en tu tacto.
- Seh, seh, este tipo de laburo no es jodido pero si me decís que no soy el primero es que debe estar muy arraigado...
"Vos andá". Empezamos bien. Sin embargo ese día me sentía como tocado por los dioses, pura suerte, era como sacar un cien en un dado de 20 caras. Tenía un paquete cerrado de Parissienes en el bolsillo del gabán desde hace varias semanas. Totalmente confiado en mis habilidades.
Todo iba a salir genial. Cruzo la cortina de vinilo del pintoresco local con una sonrisa, como si estuviese vendiendo camperas de cuero. Tan lleno de telarañas como siempre estuvo, con Zoilo encaramado detrás de su mostrador, operando incansablemente la feteadora y mermando el tamaño de una bocha de mortadela de hace quien sabrá cuantos años. Perfectamente inamovible.
- ¡Pero si no es el Juliansito! Creciste como un potrillo, pibe. ¿Qué te trae por acá?
- Como anda tanto tiempo, Zoilo. Pasaba por el barrio a hacer un par de negocios y tuve muchas ganas de uno de sus sanguches de salame y queso recién hechos, como hace tantos años, cuando íbamos con el Tapa y Rulo a la plaza el sábado.
"Espérate que ya vuelvo." Una cucaracha corre por el mostrador, y ni me molesto en matarla. Zoilo vuelve con un salame enorme, lo carga en la máquina, y empieza a tajearla. Zzzzip. Zzzzzip. Zzzzzzzzip.
"¿Y cómo anda la vida, Don?" pregunto blandiendo el punto central de mi ataque... "¿El negocio?"
- No te miento si te digo que cada vez viene menos gente, gracias a este nuevo mercado que pusieron a la vuelta. De cualquier manera, no me asusta. Esto de los supermercados es sólo una moda pasajera. Todo es mucho más duro desde que la patrona la espichó, todavía no me logro acostumbrar al ritmo.
Silencio sepulcral. Se escucharía el sonido de la caída de un alfiler.
- ... pero ya va a llegar, no te preocupes.
Toda una tragedia, dije. "¿Hace cuantos años ya?"
- ¿Años? El 20 se cumple un año recién -(La cagué, pensé)- y la verdad que cada día la extraño más, a la bruja esa.
"¿Estas totalmente seguro, Zoilo? juraría que fue hace más..." No quiero decirle que fue hace más de 15 años que su mujer murió. Ese tipo de cosas realmente duele, en cualquier circunstancia de la vida.
"¡Vos sí que vivís con la cabeza en las nubes, pibe!" Rebana el queso y lo pone en el pan, terminando así el emparedado  "Serian dos pesos nada más. Tuve que subir los precios mucho, sabrás entender, siempre con la soga al cuello yo." Un escalofrío me corrió la espalda al igual que si me hubieran tirado un cubito de hielo dentro de la camisa.
- Claro... claro... (Me decidí.) Zoilo, tengo algo serio que decirle.
El almacenero me mira fijo a los ojos. Los suyos acusaban una profunda tristeza, pero ardía algo de esperanza dentro de ellos, y no me permite continuar.
"Ya va a llegar, no te preocupes."
-¿Si?
- Eeeeh, la verdad que no tengo tanta hambre. De ultima déjemelo en la heladera que cuando termine de trabajar lo paso a buscar. Tome -dejo el billete en el mostrador-, ya se lo dejo pagado.
- Esta bien, ¡gracias nene! Ahora te lo llevo y lo dejo bien fresquito para la tarde.

Reprimí las ganas de darle una fatal palmada en el hombro, y me dirigí a la puerta.
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Salí del local abandonado lleno de polvo, e instintivamente pesque el atado de mi bolsillo y lo abrí. El tabaco negro tenía gusto a un palpable fracaso.
La mujer de Zoilo había muerto un 20 de abril hace 18 años, atropellada por un hombre que no tuvo mejor idea que combinar tres botellas de ron con el volante, y subiéndose a la vereda termino con su vida y la de la mujer. Días antes de que se cumpliese el año, Zoilo se ahorcó en la habitación-heladera donde guardaba las carnes que vendía en su local, dejando como único mensaje la frase "ya estoy llegando, no te preocupes" en un sobre doblado encima del mostrador.
Hacía bastante tiempo que no trabajaba, así que podría atribuir el fracaso a la falta de práctica... pero el episodio de Guillermina me había demostrado que seguía teniendo pasta de médium. En este caso, no pude evitar sentir compasión (como siempre) por el fantasma del almacenero condenado a fetear mortadela todos los años en el mismo día hasta su pase al Mas Allá. Si bien la falta de drama de la aparición hizo terrena la situación, que éste siga adelante con su no-vida de la manera que su contraparte viva no lo logró... la hizo imposible. No podía matar su ilusión.
Iba a ser difícil volver con las manos vacías al jefe, y encontrar su nuevo supermercado cancelado no le iba a gustar... pero de cualquier manera podría volver a intentarlo con más cinismo el año que viene.

Ojalá siga fresco el sanguchito.

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And then the long pulse of Zion Dub.